We fight or we die | Afilaición Élite

Durante siglos el homo sapiens se creyó el culmen de la evolución, dominando sus alrededores, dominando la Tierra, la naturaleza, para convertirlo en parte de su propiedad. Amo y señor de un planeta a pique, nunca llegó a pensar que hubiera alguien mejor que él.

¿Extraterrestres? No, su propia raza. Sus congéneres comenzaron a dar signos de una nueva evolución, y pronto el más del 50% de la población mundial constaba de un importante avance: poderes. Los llamados "Gen X", o "Mutantes", son los nuevos seres humanos, capaces de desarrollar habilidades fuera del alcance de la tecnología o la ciencia.

Surgieron años de incertidumbre, de reportajes confusos buscando el origen de estas mutaciones, y los mutantes pasaron a estar en un vacío legal que en muchos casos los marginaba y aislada de la sociedad. Encontrar trabajo era complejo en cuanto rebelaban su naturaleza, y cuando las primeras revoluciones parecían tomar lugar, los gobiernos del mundo decidieron que debían declararlos una nueva raza, con total derecho a la coexistencia y, sobre todo, reconocerles sus derechos. Así fue, como el mundo dio un nuevo paso para aceptar el futuro.

Menos Rusia.

¿Por qué aceptar a unos seres tan peligrosos si aún no lograban entenderlos? Todo comenzó así, con una gran mentira bajo la que se ocultaba una terrible realidad. Los Gen X fueron convocados a inicios del año 2000 a un centro de investigación especializado en Moscú, el CIIX, para, supuestamente, estudiar el origen de su mutación. Y así fue, durante algunos años, donde los maltratos a los Gen X se sucedían: todo tipo de operaciones, pruebas de esfuerzo, encerrados en celdas; un maltrato psicológico que dejó mella en todos aquellos que lograron sobrevivir.

Y fue entonces cuando comprendieron su potencial: no eran humanos, eran un arma poderosa con la que podrían comenzar un nuevo proyecto de dominación de territorios, un arma de guerra con la que el resto de países no contaría. Comenzó pues una operación para domar a los mutantes, implantándoles un chip en la parte trasera del cerebro para poder mantenerlos controlados, y reducir el rango de sus poderes al antojo de la cúpula del CIIX. Construyeron campos de entrenamiento, los ZEMAX, más similares a campos de concentración, donde los ayudaban a desarrollar sus poderes, y sobre todo, a obedecer a la alocada idea de la Madre Rusia.

Sin embargo, el sueño  no les duró demasiado: en el año 2004, una explosión en uno de los departamentos de investigación propagó por la capital rusa todo tipo de agentes tóxicos que terminaron propiciando que los mutantes de la ciudad fueran doblemente poderosos. Tuvieron que extremarse las medidas de sometimiento, los entrenamientos se hicieron más duros, los chips fueron dotados de un dispositivo para suscitar dolor en la mente de los mutantes si sobrepasaban el rango máximo de sus poderes que el gobierno había establecido, y crearon el cuerpo de los Centinelas: humanos, y mutantes cuyo cerebro había sido lavado exitosamente, comenzaron a vigilar toda la ciudad y fueron dotados de armas para someter a los Gen X en caso de sublevación.

Diez años después, la lucha sigue en las calles. Deben ser obedientes, deben servir al propósito de la Madre Rusia... ¿pero lo harán? La lucha está a punto de comenzar.