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[Flashback] Celebrando entre rosas (Libre)

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Mensaje por Dekar Hightower Sáb Ago 09, 2014 8:00 pm

Año 192
Mes XII
Altojardín

La gente que vivía en los alrededores del camino de las rosas no podía evitar salir a mirar cuando la opulenta caravana que venía desde el sur llegaba a su paso, era un desfile de guardias armados en brillantes armaduras montados en caballos de fina sangre, el emblema de faro de piedra blanca con una llama en la punta se veía en varios estandartes asi como en la solapa y capas de los más distinguidos caballeros de Antigua. La gente quedaba maravillada al verles pasar, como si fueran personajes salidos de un cuento de hadas, una enorme comitiva llena de señoras y señores que como tantas otras se dirigían a la capital del Dominio para atender la celebración que se llevaría ahí en los siguientes días, nada más ni nada menos que el cuadragésimo tercer día del nombre de Lord Leo Tyrell, Señor de Altojardín y Guardián del Sur. No solo todos sus vasallos viajaban para tal evento sino que habrían distinguidos invitados del norte y sur de poniente, habría un fastuoso banquete, las rosas se encargarían fuera tal que no se hablaría de otra cosa durante meses, habrían torneos, bailes y risas, una celebración tal que tenía a toda la región sumergida en un espíritu festivo. La comitiva del señor de Antigua era particularmente ostentosa, si tenía que ir de todos modos por lo menos lo haría con estilo, llevaba regalos no solo para el invitado sino que para toda la familia de su señor, además de comida y bebida de la mejor categoría que los dragones podían comprar, pequeños detalles para con las molestas rosas.

La cabeza de su adorada Rhea descansaba sobre su hombro acomodándose entre sueños, cogió su delicada mano entre las suyas, a diferencia de estas la de su mujer estaba cálida y era suave al tacto, ella hizo un movimiento a punto de despertarse por el tacto frió pero tras acomodarse una vez más volvió a dormirse. Lord Hightower acaricio su mano con cuidado para no despertarla, aborrecía todo sobre ese viaje, el tener que presentarse ante Leo Tyrell y participar de celebraciones que aborrecía, luego tendría que ver el desfile de lameculos del Dominio haciendo lo que el Señor de Altojardín dictara para caerle en gracia. Pero ese momento con su esposa era perfecto, una suave brisa entraba por las ventanas del carromato, solo se podía escuchar el golpeteo de los cascos de los caballos contra el suelo y algún sonido que aves emitieran en los alrededores. Era un momento apacible, como una bendición previa al desagradable espectáculo que sería la famosa fiesta. Envolvió a su esposa con su brazo de forma protectora buscando se acomodara mejor y ella reacciono instintivamente ante el gesto. - Debí haber hecho algo muy bueno en otra vida. - Le susurro, uso ese tono que solo podía formular cuando estaba solo con su esposa. - Los siete saben debió ser en otra vida, en esta no has hecho mucho mérito. - Los ojos del señor de Antigua se abrieron por la sorpresa aunque esta no duro más que un par de segundos, una sonrisa coqueta se formo en los labios de su mujer quien seguía sin abrir los ojos, como apegándose a aquellos últimos minutos de paz. - ¿Te había dicho eres una arpía siniestra? Mira que jugar de esa forma con tu esposo. - La sonrisa de la mujer se acentuó y luego abrió los ojos, su cabeza todavía apoyada en su hombro se acerco hasta su oído. - Y es por eso que me adoras. - Beso su mejilla para luego colgarse de su cuello y acurrucarse sobre su pecho. - ¿Cuanto nos queda antes de llegar?. - Dijo por fin de mala gana, al igual que su marido Rhea Florent no tenía mayor interes en ir a la fiesta de los Tyrell, despreciaba a las rosas incluso más que el hombre que ahora le abrazaba, lo cual era mucho decir. - Una tres horas, no te preocupes, todavía hay tiempo. - Sabía que por mucho que detestara ir a Altojardín su mujer no estaba dispuesta a llegar desatendida, se daría una hora o dos para prepararse y hacer una entrada triunfal en el jardín de rosas. Sin embargo al escuchar esto ella se levanto llevando las manos desde el pecho de su marido hasta su cabello. - Debiste despertarme antes. - Dekar había atrapado una de sus manos antes que esta le dejara. - Todavía es temprano, podemos detenernos en el camino. - La mirada de la zorra sentenció que se equivocaba y ante el puchero de su esposo esta le sonrio. Luego se asomó por la ventanilla indicando a quien dirigía el carruaje se detuviera - Ve a ver a los niños quieres, preocúpate de que estén arreglados por favor, y has que mis damas vengan de inmediato. - Le volvió a besar la mejilla y luego los labios. - Procura no retarles mucho, no quiero lleguen con ojos vidriosos.

Un paje puso una escalerilla la que casi termina por patear a su paso, el carruaje principal de los Hightower era enorme, bien podría haber cabido toda la familia Hightower y un séquito de sirvientes, sin embargo pasar tantas horas con los niños cerca le había puesto de mal humor por lo que cuando viajaban con ellos disponían de un segundo carromato donde iban ellos junto con una septa y un sirviente para controlar a los animalillos. Cuando entro en el carruaje secundario vio a sus tres hijos sentados ordenadamente uno junto al otro, la septa que cepillaba el cabello de Alerie hizo una reverencia al igual que sus hijos y el sirviente que les cuidaba, se podía ver por la cara del infeliz y por lo desarrapado de sus hijos que le habían dado horas de interminables problemas, era esa la razón por la que periferia viajar aparte, aunque claro ahora que su padre estaba con ellos las cosas cambiarían. - ¿Continuaras el viaje con nosotros padre?. - Ese claro era su primogénito Baelor, tenía la manía de preguntar lo evidente a lo que su padre solía responder con silencio a ver si de una buena vez entendía que preguntar cosas cuya respuesta era obvia no tenía sentido ¿Por qué otra razón habría sino detenido toda la caravana para entrar en ese carruaje?. - Estas muy apuesto padre, la caravana parece sacada de un cuento, estoy segura todos hablaran bien de nuestra llegada. - La septa asentía con la cabeza pues la pequeña Alerie había repetido sus palabras exactas, tal cual le hubiera enseñado, se podía ver el orgullo en los ojos de la vieja mujer. Su hija era una pequeña hermosa y educada, llena de gracias y buenas palabras, habría sido los ojos de cualquier padre pero ella no tenía un padre cualquiera. Dekar le ignoro al igual que a Baelor y busco un asiento lo más alejado de ellos que era posible, en su camino pudo ver una suerte de vara tallada como espada, al fijarse Garth emitió un ligero chillido que apreso demasiado tarde. Estaba claro que había usado esa "arma" para "jugar" con su custodio. El señor de Antigua cogió la espada del suelo y luego fue hasta la ventanilla con la intención de arrojarla. - ¡NO!. - Los severos ojos del padre fueron hasta su segundo hijo quien se había llevado las manos a la boca, pero luego en un acto de valentía y ante la incredulidad de su hermano mayor volvió a hablar. - ¡Por favor padre, no la tires, es un regalo!. - Dekar le miro fijamente a los ojos pero Garth no despego su desafiante mirada de su padre, era una petición lo suficientemente importante como para haberle detenido. Dekar suspiro y luego hizo una señal para que la caravana se pusiera nuevamente en marcha. Los ojos de Garth estaban vidriosos y tenía un esbozo de sonrisa dibujada en el rostro. Cuando la carreta se puso en marcha Dekar aventó el famoso juguete por la ventana. Los ojos vidriosos finalmente pasaron al llanto, supuso su esposa se enfadaría con él pues no habían pasado dos minutos y ya había hecho a uno llorar, bueno, era como él había dicho, todavía quedaban tres horas, de seguro podría hacer estuvieran presentables para ese entonces.    
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Mensaje por Dekar Hightower Dom Ago 10, 2014 3:34 pm

Por más que Baelor trataba de consolarlo nada detenía el llanto de Garth, no podía comprender porque tanto apego a un pedazo de madera, además el muchacho ya casi tenía catorce días del nombre era ridículo siguiera con ese tipo de niñerías, no estaba en edad. Habría esperado su hermano mayor pudiera callarle pero al parece incluso eso era esperar mucho de su primogénito, lo peor de todo es que de alguna forma eso críos que trataban de aferrarse a la niñez eran el legado de los Hightower, menuda impresión causarían al llegar a la fiesta... tendría que buscar algún remedio a aquella situación o Rhea se enojaría con él. - Dime Baelor. - Su voz se escucho profunda desde el final del carromato, su hijo dio un pequeño brinco al escucharle y luego giro su cabeza hacía él, también tenía los ojos vidriosos, por los siete vamos que ya tenía dieciséis. - ¿Si padre?. - Se podía escuchar temor en su voz, como si los ojos no fuesen suficiente para dejarlo en claro. - ¿Por qué arroje la vara por la ventana?. - Garth se dio vuelta, sus ojos se veían furiosos, estaba seguro tuvo que contenerse para no soltar alguna barbaridad como "Porque nos odias" o "Porque eres malo". Le agradaba el espíritu de su segundo hijo, pero siempre estaba mal enfocado, por lo menos no meaba sus pantalones cada vez que se dirigía a él como su hermano mayor. Baelor se dio unos segundos para pensar, Dekar espero paciente esperando esa cabecita suya lograra sumar dos más dos. - Porque nos prohibiste traer juguetes... y Garth desobedeció. - Sus ojos se dirigieron a su hermano pequeño a modo de disculpa mientras que el aludido le miraba con desprecio, como si le hubiese vendido en un juicio. - ¡No era un juguete!. - Basto ver la expresión de su padre para callarse nuevamente. Dekar cruzo las piernas y se llevo la mano al rostro pensativo, lo que había dicho su hijo era correcto, aunque hubiese esperado una respuesta más completa supuso no se le podía pedir más. - Escuchen los dos, Garth pronto cumplirás la edad para ser considerado un hombre, no puedes seguir actuando como un niño, mucho menos frente a otras casas nobles, lo verán como una debilidad y si ustedes son débiles los Hightower somos débiles ¿Entienden lo que les digo?. - Baelor asintio y luego su hermano se le sumo. - Dime Garth ¿Quieres ser caballero no es cierto?. - El muchacho asintio con la cabeza, sabía era su sueño y que se esforzaba para tratar de conseguirlo. - Pues bien, si logras comportarte durante nuestra visita a Altojardín permitiré te unas a tu hermano en los entrenamientos, se supone deberías esperar a tu cumpleaños pero he visto tienes talento, de seguro podrás manejarlo. - La cara de Garth se ilumino, como si todos los pesares del enano hubiesen desaparecido en un instante. - ¡Lo prometo, me portare bien!. - En el fondo Dekar sabía era algo casi imposible pero de momento serviría para tranquilizarle y animarle, a Baelor por su lado no le había gustado nada aquella propuesta, era bien sabido que su hermano era bastante talentoso y si recibía un entrenamiento apropiado no tardaría en sobrepasarlo. El señor de Antigua se dirigió a la septa y al sirviente. - Por favor procuren ambos estén listos, Alerie ya se encuentra bien septa, si sigue cepillándola le terminara por arrancar hasta el último cabello. - La septa trató de ocultar su enojo pues sabía que a diferencia de sus hijos ella no tendría segundas oportunidades.

Tras la última parada antes de llegar a Altojardín toda la familia subió al carromato principal, en el Rhea hizo una acuciosa inspección de sus hijos, todos lucían radiantes aunque eran sin duda opacados por su madre. - Perfecto. - Ya lo se mi vida, pero ¿Que tal los niños?. - Su mujer le sonrio y beso su mejilla para luego continuar su meticulosa inspección. - No solo los Tyrell estarán ahí, mi hermano de seguro asistirá asi como los Redwyne, Merryweather, Oakheart... todas las familias de Dominio enviaran algún representante. - Las manos de la madre fueron esta vez hasta su hijo mayor, le arreglaron un mechón de cabello que había quedado fuera de su lugar. Dekar jamas lo admitiría pero no le gustaba mucho compartir la atención de su mujer con los críos, sabía era irremediable pero aún asi no le terminaba por agradar la idea. La mirada de la zorra se dirigió hacia la torre. - Parece una buena ocasión para afianzar lazos de amistad ¿no te parece amor?. - Dekar entrecerró los ojos asintiendo, no estaba seguro si Baelor había comprendido, habría apostado a que no, pero sin duda su esposa tenía razón, desde que su padre muriera y asumiera como nuevo señor se lo había planteado, antiguamente lo había pospuesto pues de joven se había hecho mala fama y esta se había acrecentado al casarse con Rhea. Pero había pasado tiempo suficiente, ahora era un lord y uno bastante poderoso. Ademas los rumores tan solo eran eso, rumores, aunque de carácter severo Dekar era un caballero que lograba llegar a la gente con facilidad, aunque era cierto que las veces que lo hacía era para obtener algún beneficio... pero eso no quitaba el hecho de que podía ser encantador si asi lo deseaba. - Me encargare de que asi sea amor.

Cuando por fin bajaron fue Dekar quien lo hizo primero, luego extendió su mano para ayudar a su amada a bajar quien hizo una leve reverencia y le dedico una cálida sonrisa a tan galante caballero. Luego de esto bajaron los enanos, lucían bastante bien aunque era de esperarse con semejante linaje a su favor, sus hijos eran bastante apuestos, claro que no se comparaban con su padre a su edad, pero no lo hacían nada de mal... siempre y cuando mantuvieran la boca cerrada todo estaría bien. Al final se asomo la pequeña Alerie, Dekar la tomo con sus brazos y la cargo hasta donde les esperaba la familia de rosas, lord Leo Tyrell, su señor; su primogénito y heredero Garlan, quien ya estaba convertido en todo un hombre y claro al final la hija menor Myra cuya belleza era tema en todo poniente. Dekar puso la mano sobre el hombro de su hijo en un gesto protector y de orgullo, aunque su intención era llamar su atención para que dejara de ver así a la hija de su señor, supuso no era de extrañarse la pequeña rosa parecía la doncella encarnada. La familia hizo una reverencia una vez estuvieron todos frente a ellos. - Lord Tyrell, es un gusto volver a veros, la familia Hightower agradece vuestra generosa invitación. - Volvió a levantar la cabeza, el señor le extendió la mano lo que luego se transformo en un abrazo, quizas era demasiado para su gusto pero supuso que tenía sentido, no se veían desde hacía varios años y él y su padre habían sido grandes amigos, aunque quizas tan solo trataba de limar posibles asperezas. - De seguro recordáis a mi esposa Rhea. - La zorra hizo una reverencia para luego ser envuelta en los brazos del lord. - Por supuesto, Lady Florent... aunque supongo ahora debería llamaros Lady Hightower. - Su esposa le dedico una coqueta sonrisa lo cual algo molesto a Dekar. - Por favor mi lord, llamadme Rhea. - De no haberle conocido tan bien y saber su desprecio por los Tyrell jamas hubiera sospechado nada, se veía como una dama más, humilde y servicial. Toda la gente que se reunía ahí les miraba con admiración, por como se les viera los Hightower eral una familia ideal. Los concurrentes se acercaban a admirarlos y ver lo mejor posible las presentaciones de los nobles, el espectáculo recién comenzaba.   
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Mensaje por Zodd Waxley Dom Ago 10, 2014 7:35 pm

Uno de los más grandes guerreros de todos los tiempos, capaz de abatir diez hombre sin sudar, un hombre que participo en innumerables encuentros con los clanes de las montañas y también considerado como un héroe en varias batallas y guerras. A quien conocían como la Bestia del Valle, un ser capaz de infundir miedo y causar pesadillas en sus enemigos... - ¡Ser Waxley!. - El semidormido caballero se sobresalto al igual que su caballo ante el brusco movimiento que había dado su jinete, jalo las riendas como pudo evitando a duras penas acabar de bruces en el suelo. - ¡Por los siete ser Waxley esta usted bien! No debería andar tan distraído después de todo usted esta a cargo. - Los ojos del caballero miraron con odio a la mujer quien dio un pequeño salto dentro del carruaje, sin embargo eso no fue suficiente para que se callara. - La señorita Lynesse pregunta cuanto falta. - Y claro, la mujer se escudaba en la pequeña Lady, sabía que mientras estuviera a su servicio no importaba lo que hiciera el gigante no le tocaría un solo cabello. - Una hora menos desde la última vez que pregunto. - Dijo malhumorado, la mujer frunció el ceño y continuo con la perorata. - ¡No use ese tono conmigo jovencito, bien podrá estar dirigiendo esta comitiva pero yo estoy a cargo de la señorita! Es importante este lista a tiempo, no pregunto solo por molestar... por mi gustosa no cruzaría palabra con vos. - El gigante detuvo su caballo y con ello toda la caravana. Galopo lentamente hasta el carruaje, la septa se veía contrariada pero no se movió de su lugar junto a la ventanilla. Cuando estuvo frente a ella arqueo el cuerpo para que sus ojos quedaran frente a frente, luego miro dentro del carruaje hasta que vio a la pequeña jovencita de cabello oscuro, tenía apenas catorce días del nombre y estaba en la flor de la vida. - Falta una hora menos desde la última vez que pregunto, mi lady, si lo desea podemos detenernos mientras acaba sus preparativos. - La joven se veía radiante, era dificil pensar que su madre no la hubiese acompañado y le hubiese dejado ir sola hasta el Dominio, aunque claro, con el gigante y la bruja custodiándola de seguro no tendría ningún problema. - Muchas gracias Ser Waxley es muy considerado de su parte pero no será necesario, prefiero lleguemos cuanto antes a la fiesta. - Zodd hizo una reverencia y antes de irse lanzo un bufido a la vieja septa quien apretó un puño. Junto con la marcha de la Bestía del valle la caravana se puso nuevamente en movimiento.

Y asi estaban las cosas, uno de los más gloriosos guerreros que viera poniente... de niñero. Por los siete no entendía como lo habían metido en ese problema, esa claro había sido idea de su señora Lady Arryn. Un intento frustrado por lograr su hijo saliera del Nido de Águilas que de alguna forma había acabado con el gigante de "escolta" de la joven Lynesse. Al comienzo pensaba Alyssa Arryn también iría pero se retracto en el último minuto y aunque Zodd tenía sospechas que nunca había tenido intención de ir a la susodicha celebración, nada pudo hacer al respecto. La pequeña ya estaba entusiasmada y según su señora "Solo podía confiar en él para mantenerla alejada de todo peligro". Menudo chiste, por un lado era agradable estar lejos de sus labores cotidianas... pero esto, era embarazoso. Su único consuelo era que habrían festividades y no estarían sus señores para vigilarlo, quizas podría ganar algo de dinero en el torneo que Leo Tyrell daría... a quien engañaba, el gigante ya consideraba esos dragones en su bolsillo, era lo mínimo tras tener que soportar semejante viaje solo para que lady Arryn no tuviera a su pequeño ruiseñor dando chillidos en su oído por que nunca le dejaban ir a esa clase de eventos.
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Mensaje por Dekar Hightower Lun Ago 18, 2014 11:04 am

Afortunadamente los nervios habían invadido a sus hijos menguando su entusiasmo, por lo menos de momento, con ello se habían afianzado a una roca segura antes que la corriente les arrastrara, una roca llamada educación forjada con paciencia... con la paciencia de sus tutores, claramente no de su padre. Los hijos de los Hightower saludaron a los anfitriones adecuadamente, luego de esto la familia entera emprendió rumbo hacia la celebración. - Woooo. - Los ojos de su padre miraron hacia quien había emitido el sonido que no era otro que su hijo Garth, por supuesto, quien más iba a ser. Su hijo hizo una mueca de disculpa aunque supuso era de esperarse, el despliegue de dicha fiesta era excesivo, había hecho bien en venir con una comitiva adecuada para la situación. - Las rosas siempre intentan parecer majestuosas e indefensas, una treta que les ha funcionado durante generaciones. - Rhea observaba con atención aquel despliegue, aunque no embelesada como sus hijos sino que de una forma fría y calculadora, dejando en claro a Baelor, Garth y Alerie que no debían dejarse encantar por algo asi, eso implicaría bailar al ritmo de las rosas, algo que la zorra no estaba dispuesta a hacer. - Su madre habla con la verdad, pueden parecer arreglos para un festejo pero no son solo eso, lord Tyrell gasto una fortuna en todo esto para demostrar puede hacerlo y no dudara en tratarlo como nimiedades si alguien le pregunta, con eso deja clara su posición y fortuna. - Su mirada repaso a sus hijos deteniéndose unos segundos en cada uno, acabando en su primogénito a quien no le despego sus ojos. - En una reunión como esta son muchas cosas las que estan en juego, como mis hijos es su deber estar a la altura. - Fue Rhea quien detuvo la marcha para besar a su esposo en la mejilla, era la única que podría tratarle así tras un comentario como ese en el bastión de los Tyrell, luego de eso paso su delicada mano por su cabello acomodando un mechón del mismo. Por último se dirigió a los niños. - Ténganlo en cuenta, pero también que es una fiesta, procuren divertirse. - Eso saco unos esbozos de sonrisas en las jóvenes torres, Dekar entendía porque lo hacía, había que mantener las apariencias y aunque le hubiese gustado poder acabar con esos sus palabras, eran pensamientos no podría transmitir como ella, por lo menos no abiertamente ni menos con sus hijos.

Y el espectáculo comenzó. Representantes de distintas familias se acercaron a los venidos de Antigua en cuanto entraron al lugar donde se celebraría la fiesta. Alerie quien se sentía como en un cuento al caminar por aquella alfombra y cuando llego al gran salón quedo maravillada por la decoración del lugar, no era la primera vez que fuera hasta Altojardín, pero había pasado bastante tiempo y había que admitir que para ese banquete el hogar de las rosas parecía de ensueño. El primero en abalanzarse sobre ellos fue su cuñado, Lord Florent, Dekar correspondió el afectuoso abrazo aunque para la torre era una mera formalidad. El hermano de su esposa beso la mano de la zorra mayor y luego comenzó a adular a sus hijos quienes se veían radiantes al ver a su tío. Un panorama encantador, el primero de muchos supuso Dekar mientras ideaba alguna forma de volver a la carreta con su esposa. Miembros de otras casas revolotearon alrededor de ellos, Redwyne, Oakheart, Ashford y Fossoway de todos los colores, parecía Dominio entero estaba reunido en un solo lugar. Dekar saludaba galantemente hasta el más insignificante de los invitados, en ese lugar nunca se sabía quien podría ser un futuro enemigo o bien un peón el cual usar a tu favor, pero la atención de la Torre Oscura estaba centrada en otro aspecto de aquella reunión. Sus hijos eran unos buenos para nada, pero unos buenos para nada relativamente apuestos, se robaban las miradas de las doncellas como las rosas atraian abejas. No pudo evitar recordar aquellas épocas donde él era centro de atención, aunque a su juicio era algo molesto sus hijos empezaban a animarse con cada persona que les lanzaba alguna buena palabra. Niños estúpidos incapaces de ver más allá de un cumplido. Afortunadamente a Dekar Hightower todavía le quedaba mucho tiempo para llevar las riendas de su casa y entre ellas era procurar emparejar al parcito adecuadamente, Rhea lo había comentado sutilmente pues como él entendía que ya era hora. Los ojos de Dekar se enfocaron inicialmente en Myra Tyrell. Era el premio mayor de dicha fiesta, vestía como una verdadera princesa o bien un pedazo de carne expuesto en un aparador de una carnicería. Cualquier señor del dominio querría enlazar a la joven rosa con su familia y asegurar su lugar en el Dominio... pero la torre no era cualquier señor, no tenía intención de formar más vínculos con las rosas más alla de lo estrictamente necesario. Los Redwyne tenían un par de jóvenes adecuadas en edad, pero claro la familia de los viñedos siempre había sido demasiada cercana a los Tyrell, cosa que de por sí no le gustaba. Sus ojos se posaron en una niña quien veía atenta a un caballero, la niña sonreía sola como solo un pajarillo despreocupado de la realidad podía hacerlo, el hombre le correspondió la sonrisa lo que fue suficiente para que la joven tuviera que desviar la mirada, estaba claramente avergonzada. Contempla nuestra Abundancia, pensó la torre mientras le sonreía a la ruborizada muchacha.

Rhea le tomo por el brazo en cuanto noto cual sería su siguiente movimiento. - ¿Te había dicho que te adoro? - Le susurro la zorra que se aferraba a su brazo como si fuese una quinceañera enamorada. - Lo dices cuando te gustan mis ideas. - Dijo ufanándose mientras le dirigía hacia su nuevo objetivo seguido por sus tres muchachos. - Siempre me gustan tus ideas. - Acabó la frase con un gesto que dejaba entrever su hermosa sonrisa. - Lo sé. - Respondió la Torre quien al parecer algo bueno había hecho al fanfarronear pues se gano un beso en la mejilla de la zorra quien luego libero su brazo para que comenzara otra ronda de saludos.

- Lord Othor. - La Torre estrecho los brazos del señor de Granmesa quien correspondió el afectuoso saludo y luego llamo a su familia, tenía un niño y una niña. - Los siete han sido generosos permitiendo nos reunamos tras tantos años mi lord... o quizas deberíamos agradecer a Lord Tyrell, después de todo él es quien paga. - El hombre rió ante el comentario aunque tras unos segundos titubeo si era del todo correcto reir ante algo asi. - De seguro recordáis a mi esposa Rhea. - El lord asintio y beso la mano de su esposa, quizas por más tiempo del que la torre habría considerado prudente. - Por supuesto, vuestra belleza solo crece con los años mi lady. - Rhea se ruborizó y correspondió el alago, ni él podría haber dicho si era un acto real o tan solo una de las formas en que la zorra bajaba la retaguardia de los demás. - Y por supuesto, estos son mis niños. - la palabra niños sonaba algo seca en su voz acostumbrada a llamarles hijos y no de muy buena manera. Baelor y Garth se presentaron como nobles caballeros y Alerie cerro con una pronunciada reverencia, luego los hijos de Lord Merryweather hicieron lo mismo. Rhea sonrió ante el comentario de la niña. - Sois encantadora, tales halagos viniendo de una joven tan bonita como vos me llenan de dicha. - Los saludos continuaron y tras saludar a su padre Baelor se dirigió a la joven. - Un placer conoceros, lady Kyra. - Supuso no podía criticar su falta de elocuencia en ese tipo de cosas, su cara de baboso, que afortunadamente pasaba por galante a menos le conocieras tanto como un padre a un hijo, completaba el escaso saludo de una forma casi encantadora. Era algo ridículo pues hacia unos minutos había estado igual por lady Tyrell e incluso por lady Ashford, estaba en aquella edad supuso. Alerie por otro lado estaba en su ambiente natural, en casa era una vocecilla insoportable que trataba de hacer de conciencia públicamente, pero en una fiesta su carisma y carácter risueño afloraba de forma natural. - Me parece no estoy a la altura del comentario lady Kyra. - A diferencia de con su madre Dekar no tenía duda aluna que aquel sonrojado que portaba Alerie era algo real, nacido de la mera comparación con su madre. - Me encanta vuestro cabello, tiene un color precioso. - habría preferido que halagara alguna de sus joyas ya que de seguro su padre había invertido mucho en ellas, pero supuso eran cosas de niñas asi que no le dio mayor importancia.  

Ante cualquiera que les viera los Hightower eran la familia ideal, amor, salud, riquezas, poder, lo tenían todo. La pareja entrelazo las manos mientras Lord Merryweather hacia comentarios de agrado, Dekar comenzaba a recordar el porque no había mantenido mayor contacto pese a la importancia de su familia en el Dominio, le costaba creer que fuese capaz de formular oraciones completas. - Así pareciera mi lord. - Dijo Rhea bastante más política y a fin con ese tipo de tratos. - Estoy segura la velada será más memorable en compañía de vuestra familia. - Dekar asintió con la cabeza. - No solo nuestros hijos, todos disfrutaremos de vuestra compañía, honestamente estoy agradecido, pensaba nos tocaría compartir lugar con lord Florent, hay un limite en mi aguante para con sus historias y este fue sobrepasado en su última visita a Antigua. - Rhea le miro con una severidad que enmascaraba complicidad, un movimiento astuto de su marido. - Le recuerdo lord Hightower que habla usted de mi hermano, es por esa clase de comentarios que la gente después rumorea sobre vos, sois un malcriado. - Dekar le sonrió a modo de disculpa ante lo que ella suspiro. Una pareja ideal.

El comentario hizo todos los presentes voltearan su cabeza, la Torre repaso a los recién llegados, el mismísimo heredero de Dominio, Garlan Tyrell, había dejado su lugar para ir a recibir personalmente a la comitiva del valle. Sus ojos divisaron a un gigante que no podía ser otro que Ser Zodd Waxley, la bestia del valle. Le había visto un par de veces y cada vez que lo había hecho sentía que el sobrenombre de torre que tenía Dekar era una clase de broma, ese hombre si que parecía una torre. Junto a ella una joven que no podía ser otra que Lynesse Arryn, su mirada busco a otra personalidad, una que sin duda haría esa fiesta más interesante sin embargo no pudo ver más que al gigante y la niña, no pudo evitar sentir cierta decepción pero supuso que algo se podría sacar de todo eso, la pequeña y su guardia venían hacia su mesa, esto sería interesante.
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Mensaje por Zodd Waxley Mar Ago 19, 2014 8:43 am

Aunque tenia un apellido de familia noble Zodd no estuvo cerca de aquel mundo hasta que paso a conformar parte de la guardia de Lord Arryn, lo suyo bien podría haber sido una mera coincidencia y aunque no lo era, lo cierto es que estaba tan alejado de la rama principal de su familia como la puerta de la luna del suelo. El gigante se había criado como hijo de leñador, era cierto que su padre había heredado algunas tierras, el último resquicio de lo que algún día fuese la muestra de que estaba emparentado con los señores de Serbaledo, pero el padre, ni siquiera el abuelo de Zodd era siquiera mencionado en aquel árbol familiar. De haber crecido en un castillo quizas se habría acostumbrado a esos despliegues... no al punto de los Tyrell quizas, pero por lo menos no se habría sentido como un bicho raro dentro de esa pecera de cristalina agua. Cuando llegaron a Altojardin los Tyrell les dieron una gran bienvenida, claro que estaban decepcionados que solo viniera la pequeña Lynesse, pero no hicieron visible dicha decepción recibiendo a la pequeña ave como si fuera una princesa lo que encantaba aún más a la joven Arryn.

Era impresionante lo mucho que le recordaba la pequeña a su madre, ahora reía y se "dejaba querer", recibir mimos no era algo ajeno para ella por no decir que era una de sus especialidades, pero bajo eso la joven era bastante inteligente y ambiciosa, una pequeña Alyssa Arryn supuso, no llegaba a tal grado pero todavía era joven asi que decir no lo lograría era quizas aventurarse demasiado. Pese a todo conocía bastante a lord Tyrell, y por bastante implicaba que había cruzado algunas palabras con él en el pasado, de ser un señor como el águila a quien jurara lealtad en el pasado jamas habría tenido dicha opción con un señor de otra región, pero Leo Tyrell era un hombre forjado en el campo de batalla y ese campo también era la especialidad de Zodd, habían combatido algunas veces en el mismo campo y también habían cruzado espadas en torneos. Tras saludar a Lynesse, el hijo del anfitrión se les pego como una lapa, Zodd correspondió el saludo del Lord detectando un brillo en sus ojos bastante familiar, quizas aún estaba algo enojado por el hecho de que lo abatiera en el último torneo en que se enfrentaran, era la mirada de un hombre que quería una revancha. Al estrechar manos ambos lo hicieron con algo más de fuerza de lo acostumbrado. Le agradaba ese sujeto.

Cuando habían acabado las formalidades y Zodd planeaba desaparecer entre la multitud para continuar su vigilancia desde la lejanía de una mesa con bocadillos, un sujeto apunto la llegada de los Arryn, genial, como si las miradas que tenían sobre ellos no hubiesen sido ya suficientes. Lynesse por supuesto estaba encantada con toda esa atención aunque se mostró ruborizada por el comentario, al parecer reconoció a la gente de la mesa por lo que la pajarilla emprendió rumbo hacia ellos. Al llegar hizo una agraciada reverencia. - Un gusto volver a veros, Lord Merrywheather, Lord Hightower. - Su voz era melodiosa asi como su mente afilada, probablemente habían pasado años desde que los viera pero les había recordado como si no hubiese pasado una semana desde eso, estaba claro que su madre no le habría dejado ir sola de no pensar estaba preparada para enfrentar un evento de tamaña magnitud, la chica debía saber el nombre de cada persona en esa habitación, algo escalofriante si considerabas apenas había pasado la mayoría de edad. - Mi hermano y madre os mandan sus saludos. - Garlan se veía complacido por como se desenvolvía su nueva acompañante, se podía sentir el odio en las miradas de varias doncellas que veían como el ruiseñor les arrebataba la razón por la que viniesen a ese evento, Lynesse probablemente sabía era asi lo que hacia disfrutara más todo eso. Zodd hizo una reverencia con la cabeza seguido por un. - Caballeros. - Era lo más formal que podía lograr en una situación como esa, su único objetivo en esos momentos era ver como despegarse de su protegida y salir del ojo del huracán social, la situación le tenía claramente incomodo.    
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[Flashback] Celebrando entre rosas (Libre) Empty Re: [Flashback] Celebrando entre rosas (Libre)

Mensaje por Dekar Hightower Jue Ago 21, 2014 12:06 pm

Los comentarios sobre Lord Tyrell habían llegado a su fin en cuanto las palomas arribaron hasta donde estaban, los inquisidores ojos del señor de Torrealta inspeccionaron a todos y cada uno de los presentes en la mesa antes de emitir palabra alguna, al parecer la llegada de los miembros del valle había revolucionado a los concurrentes de distintas formas, los únicos que no parecían haber alterado su proceder eran Rhea y Dekar. Lord Merryweather se adelanto con el saludo, se le veía emocionado, después de todo fue él quien había hecho tan publica la llegada de aquellos invitados, dudaba un poco lo de "queridísima" pero la frase de la rosa rondando al pajarillo fue bastante certera, la otra joven en la mesa quien perdía presencia e importancia en aquella presentación pareció sufrir con las palabras de su padre, fue sutil, pero se le notaba incomoda. - Saludos lady Lynesse. - Dijo Dekar levantandose para besar su mano. - Los años han sido generosos con vos, estoy seguro llenáis de dicha el Valle. - No era doble intencionado, aunque tenía presente que en el Nido de Águilas no era precisamente dicha lo que se respiraba, no después de lo sucedido con la esposa de Lord Arryn. Dekar giro su cabeza a la mole de hombre que acompañaba a la joven y por quienes babeaban el heredero de los Merryweather y su hijo Garth, la bestia del Valle. - Ser Waxley, un placer volver a veros, imagino estáis ansioso por participar en el torneo, supongo todos estamos ansioso de veros en la arena. - Eso era verdad, cualquier opción de ver a Leo Tyrell comiendo tierra el día de su cumpleaños era bienvenida. - ¡De seguro es un entrenamiento especial! He escuchado que arrastráis rocas enormes por varias leguas ¿Es eso cierto? - Garth se unió a la interrogación del gigante, a diferencia del Merryweather era bastante malo ocultando su entusiasmo, mientras no comenzara con comentarios como ¿Es verdad que se come a sus oponentes y por eso le llaman bestia? supuso no habría problemas.

La chica mostró una faceta interesante, dejaba en claro que la llegada de la paloma, y la consecuente atención que le había arrebatado, no era de su agrado. Su mirada se distrajo hasta que volvió a aquel caballero, era después de todo una niña, una niña con bastante más valor del que seguro se adjudicaba, eso era perfecto. El joven miraba la mesa embelesado, tenía curiosidad sin lugar a dudas pero había algo más, le reconocía, era un miembro de una rama cadete de los Webber, una casa sin mucho renombre si lo comparabas a los demás estaban en esa mesa y claro, menos si no pertenecías a la rama principal, el chico tenía tantas posibilidades de acercarse a esa mesa como el tener una entrevista con los siete. Eso a menos que uno de los siete se le acercara primero. Dekar hizo un gesto al joven para que se acercase, le miro incrédulo, debía de ser extraño uno de los señores más importantes de Dominio se fijara en un don nadie como él, el muchacho titubeo pero se acercó. - Joven Webber. - El muchacho hizo una reverencia a la mesa, una bastante tosca pero cumplía el objetivo. - Por favor no seáis tímido. - Dekar se dirigió al resto de la mesa. - Este joven es una de las promesas del dominio, he escuchado sois muy bueno con la espada ¿pensáis en poner en apuros a Ser Waxley en este torneo?. - La mirada del muchacho se había clavado en Kyra tan solo al llegar, pero luego fue nuevamente capturada por la torre. - Exageráis mi lord, fui ungido como caballero hace muy poco... - Un titulo que no necesariamente diferencia entre el talento. - Añadió Dekar. El joven desvió su mirada hacia el enorme caballero con cara de pocos amigos, sin duda no le gustaba la competencia aunque era poco probable considerara al Webber como tal. Su mirada paso del caballero a su acompañante, la joven que venía de tierras que aquel muchacho de seguro jamas conocería, y entonces sucedió lo que tenía que suceder. - Disculpad mis modales, soy Wyman Webber, para serviros mi lady... - La tez del muchacho había tomado un tono colorado, los niños de su edad eran tan predecibles. - a todos ustedes... - Dijo recordando que había llegado a la mesa sin presentarse adecuadamente, encandilado por aquella oportunidad surgida de la nada. Claro que en primera instancia había puesto sus ojos en Kyra, pero probablemente solo porque ella le había devuelto la mirada, de cierta forma alguien inalcanzable se había fijado en él lo cual había movido su mundo, pero si alguien te invitaba a una reunión como esa abriéndote las puertas de par en par, alabando cualidades que hasta ahora habías puesto en duda, entonces quizas no te conformas con la fruta que cae a tus pies, aspiras a más. - Veremos de que estáis hecho cuando comiencen las competencias joven, estoy seguro que estaréis a la altura. - Su mirada se fijo en el joven. - Si logra vencer a oponentes como Ser Waxley o Lord Tyrell será una hazaña que de la que se crearan canciones. - Hizo una pausa y miro a Lady Arryn. - Y como toda canción de torneo acabara en cuanto coronéis a la reina del amor y la belleza, seréis un héroe, no me sorprendería Lord Tyrell os diera algún cargo de importancia sino es que vuestro propio feudo. - Su mirada se desvió al muchacho una vez más quien volvió a sonrojarse. - Mi lord... no creo... - Los ojos del caballero se posaron en la joven, garlan Tyrell no se veía muy entusiasmado con la idea que planteaba la Torre - Pero seria un honor poder nombraros, lady Arryn... - Desvió la mirada, en especial porque vio como el heredero de Altojardín le clavaba los ojos. - Aunque imagino es solo un sueño. - Dekar sonrio complacido. - De sueños vive el hombre muchacho, a veces son lo único que tenemos.    

No sabría decir si había comprendido a su padre o si tan solo se había dejado llevar por el momento, de apostar lo habría hecho por la segunda opción pues su hijo era asi. Su comentario no iba solo intencionado a guiar al nuevo héroe o mermar las esperanzas de la doncella olvidada, había un tercer objetivo en esa mesa que tenía en mente y no era otro que la sangre de su sangre. Baelor siempre había sido impulsivo, de sentimientos y otras cosas que no le agradaban a su padre, pero era su padre al fin y al cabo, le conocía como la palma de su mano. Su crianza estricta le hacía ver las cosas como otros herederos jamas podrían, nunca había sido mimado y siempre había tenido que ganarse las cosas, conocía lo que era ser ignorado por alguien más brillante pues lo sufría constantemente. Su hijo actuó como su hijo debía actuar, no la forma que su padre hubiese deseado pero si la que había predicho. - Si sueños son lo único que tenemos... quizas yo ganaré el torneo. - Su mirada era la de un perro que buscaba la aprobación de su padre, muchacho ingenuo. - Existe un punto en que los sueños son solo ingenuidad Baelor, primero piensa en ganarle a tu hermano menor y después piensa en derrotar a guerreros de renombre. - Los ojos de su hijo quedaron como plato y la mesa en silencio, la mano de Dekar fue hasta su copa de vino como si nada hubiese pasado. Por un momento pensó su hijo se quedaría callado, incluso tras aquel discurso inspirador, pero afortunadamente no fue asi. - Pues no pierdo nada con probar... - Su padre cató el vino y luego puso de regreso la copa sobre la mesa. - Mucha gente muere en torneos, ¿a eso le llamas nada? Además Lady Arryn ya tiene campeones para ganar el titulo, con bastantes más probabilidades que tú dicho sea de paso. - Y fue cuando sucedió, la ingenuidad, el fervor y la empatía causaron ese gesto instintivo, la mirada del muchacho no se desvió hacia la reluciente águila sino hacia la olvidada pelirroja, los ojos de ambos se encontraron por un breve momento. Empatía entre rechazados supuso, pero funcionaba para él. Baelor no dijo nada más y se sentó algo molesto, pero no eran necesarias más palabras.
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Mensaje por Zodd Waxley Dom Ago 24, 2014 11:38 am

La pequeña águila disfrutaba en demasía la fiesta, la atención que ganaba se sumaba incluso rivalizando con la de lady Myra Tyrell, era para lo que había venido de seguro, para hacerse ver. A medida que el Tyrell, los Hightower y el Merryweather le llenaban de cumplidos mientras que los señores en la mesa lanzaban mensajes sobre el futuro, Zodd creyó comprender el porque Alyssa Arryn había decidido mandar sola a su frágil avecilla. Lo que la astuta mujer quería era precisamente eso, mostrar a su hija a los grandes señores del Dominio, pero al no estar ella o su hijo presente la intromisión de Lynesse Arryn no pasaría a mayores, les mostraba la fruta para que supieran estaba disponible, pero no era algo que pudiese comprarse en esa visita. De cierta forma les engatusaba sin tener que ofrecer nada a cambio, si lord Tyrell pensaba hablar con un señor del Dominio sobre el compromiso de su primogénito por lo menos lo pensaría dos veces viendo un plato tan apetecible estaba al alcance de sus manos, lo suficientemente cerca como para que sintiera su aroma pero también lejos para que no pudiera probar bocado. Cualquier señor que pensara tomar una decisión sobre matrimonios en ese lugar dudaría, ese tipo de movimiento eran algo que sin duda tenía el toque de la viuda del valle.

Entonces algo llamo la atención del gigante, el señor de Granmesa le comento que su hijo le admiraba, luego el aludido se dirigió tímidamente hacia él, notó entonces que no solo su mirada sino que la de la torre más joven estaba fija en él. No pudo evitar sonreír, era quizas lo único que le gustaba de esas reuniones, eso y los torneos. - Lord Tyrell lucho como un valiente. - Dijo, principalmente para no desmerecer a quien ahora les recibía en su hogar. - Su habilidad era innegable y estuve en aprietos en algunas ocasiones. - Su voz pasaba de un tono amable a uno orgulloso con velocidad, en poco tiempo pasaría a ser solo un alarde, pero aún faltaba para eso. - Sin embargo mi resistencia era mejor, deje tomara la ofensiva, no sin recibir daño, hasta que se canso lo suficiente como para mostrar una apertura, después de un golpe bien dado en las costillas perdió el ritmo y con eso el encuentro. - Tomo uno par de canapés y los trago, quizas queriendo decir "pan comido" pero sin tantas palabras, como si cuando resumiera "el encuentro" se refiriera a que le dio una tunda fácilmente.

Cuando el entusiasmado joven le pregunto sobre su entrenamiento, el otro puso sobre la mesa una historia que hizo el gigante se sonrojara y para disimularlo cogiera su copa llena de vino y se la tomara al seco. - Entrenamiento arduo, de sol a sol, no existen caminos fáciles. - Asintió con la cabeza, indeciso si decir más o no. - Lo de la roca no es un entrenamiento. - Pudo ver algunas expresiones de sorpresa por el hecho que no desmintiera un cuento asi, que a todas luces sonaba como una invención. - Las historias del acontecimiento lo han tergiversado bastante diría yo... simplemente hicimos una competencia, unos caballeros me desafiaron y yo acepte, el reto consistía en una competencia de fuerza que era empujar unas rocas enormes hasta un acantilado, ellos siete una y yo otra, esta demás decir quien gano. - Y eso ya era alarde, la historia verdadera era bastante más humillante y trágica, A Zodd le habían enviado a revisan un desprendimiento de rocas en uno de los principales caminos que iban hasta las puertas de la sangre, la noche que llego hubo una gran celebración para darles la bienvenida, bebió como nunca, todos los presentes lo hicieron y aquel impresionante desafió nació como una apuesta entre borrachos, le habían dicho entre copas que si era tan bestia debería poder mover esas rocas él solo y entonces lanzó un desafió, de que él podía tirar esa roca sin ayuda más rápido que todos los de esa taberna juntos. Siete hombres aceptaron el reto, todos en igual o peor estado etílico que el gigante, fueron hasta el lugar y sacaron el ingenioso sistema de poleas que usarían la mañana siguiente para sacar las rocas del camino. Zodd comenzó a mover la roca como si fuese una pelota, pero los hombres también lo lograban, al ver que le empezaban a sacar ventaja y con lo poco que le gustaba perder desvió su trayectoria hacia los hombres más que nada para asustarles y hacer algunos dejaran de empujar, el desenlace fue fatal. Un par de hombres y los que estaban en mejor estado se dieron cuenta que el gigante venía con la roca en su dirección apartándose de inmediato, eso hizo que los en peor estado no pudieran continuar, perdieron el equilibrio y la roca no solo dejo de moverse sino que retrocedió por la pendiente, el pie de uno de los tipos que se había caído fue aplastado por ella, hacía lo posible por mantener la roca y que no le aplastase pidiendo ayuda a sus amigos pero estos no se atrevieron a hacer nada, principalmente por que se habían dado cuenta del otro peligro. Zodd se dio cuenta de lo sucedido e intento detener su rumbo pero era demasiado tarde, había dado demasiado impulso y al tratar de frenarla cayo de bruces, la roca golpeo a la segunda con el caído incluido, el grito de aquel hombre fue espeluznante, luego de eso el gigante se puso a vomitar como si no hubiera un mañana. Pero no era necesario los muchachos conocieran el aspecto menos glamuroso de esa anécdota, lo cierto es que había amenazado a los otros hombres para que callaran esa noche, incluso los había sostenido de una pata por sobre el precipicio para amedrentarlos lo suficiente y que mantuvieran la boca cerrada. - Si alguien se llega a enterar de esto, si escucho un rumor, una broma, una canción que diga algo diferente. - Refiriéndose al cuento como una competencia que él gano, pero tuvo un horrible desenlace. - Iré por cada uno de ustedes y desearan haber muerto aquel día en vez de ese pobre infeliz. - Eso había bastado para que los caballeros guardaran silencio, hasta el día de hoy le hacían el quite.

Lord Hightower invito a un joven a la mesa, al parecer era un caballero habilidoso pero jamas había escuchado hablar de él, ¿competencia? estuvo a punto de burlarse al respecto pero prefirió no hacerlo, a simple vista el muchacho era un novato, pero quizas algún talento especial se ocultaba en aquel jardín, había visto jóvenes de su edad bastante habilidosos... pero de ahí a darle problemas lo dudaba, decidió lo mejor era callar y dejar los nobles discutieran.
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Mensaje por Dekar Hightower Dom Ago 24, 2014 3:48 pm

La mano de Rhea se poso sobre la suya, para los demás en la mesa era un gesto para que calmara su arremetida contra Baelor, para él era una afirmación de que su esposa estaba más que conforme con su proceder, de seguro más tarde tendría una recompensa adecuada. - Sois muy amable lady Kyra. - Baelor miro a su padre buscando sus ojos, como demostrándole no era el único creía era posible, pero Dekar no levanto la mirada, no era algo que le valiese la pena. Rhea rió encantada con la broma de lord Merryweather, era tan genuina su expresión que el poder lograrlo era en sí diabólico, Dekar por su parte esbozo una pálida sonrisa, lo que más llamó su atención fue hacia donde desvió la mirada. El pez había picado el cebo. - Vos y vuestra familia seréis siempre bien recibidos en Antigua, Lord Othor. - Le agradó el comentario sobre el gallinero y también el comentario despectivo para con el Webber, quien ya no era necesario a los ojos de Dekar. En cambio se unió a la conversación de los jóvenes con el caballero del Valle. Zodd Waxley comentaba una proeza impresionante y Garth estaba sumergido en las palabras de aquel hombre, Dekar recordó entonces lo que había prometido, entrenamiento adecuado si se comportaba... se pregunto entonces si podría convencer a Ser Waxley de venir a Antigua, era poco probable pues sabía era una espada juramentada y muy unido a la familia Arryn, pero nada se perdía con probar. La otra opción era enviar al muchacho como pupilo de los Arryn... no era mala idea, sin embargo ahora tenía otras prioridades, primero deshacerse de Baelor y luego vería el tema de Garth. - Modestia aparte mi lord, Antigua vive uno de sus mejores momentos en décadas. Mi padre era un buen hombre, honorable como pocos pero no muy bueno con los números y solía rodearse de gente sobreponiendo sentimientos por sobre capacidad... - Dekar negó con la cabeza. - Afortunadamente se necesita más que un gobierno tibio para mermar a Antigua, desde que asumí como señor he establecido rutas comerciales... - Rhea entrelazó su mano con la de la torre, sus ojos capturaron los del hombre y este se callo, parecía embelesado por sus encantos.

- Querido, se te aficiona tu trabajo y has hecho mucho por Antigua, pero me parece no es lo que lord Merrywearther y los demás desean escuchar. - Dekar frunció el ceño y ella le beso en la mejilla. - ¿Habéis estado en Antigua antes mi lord?. - Se dirigió a la mesa. - ¿O alguno de vosotros?. - Rhea entrecerró los ojos evocando aquel recuerdo. - Cuando era joven y fui prometida a este señor tan malhumorado... para ser sincera no me gusto en nada aquella idea, consideraba un vejamen mi padre me hubiese prometido a alguien a quien no había visto en mi vida, y si somos sinceros... Antigua, el nombre no ayuda en mucho para que una quiera conocerlo. - Se escucharon algunas risas, Dekar miraba de reojo a Rhea pero eso no le detuvo. - Como sabréis Aguasclaras esta en la naciente del río Vinomiel, de niños mis hermanos y yo siempre habíamos disfrutado jugar en sus orillas, mi único consuelo cuando nos dirigíamos en el carruaje a la que sería la ciudad donde pasaría el resto de mis días fue que por lo menos estaría cerca de esa vertiente que tantas alegrías me trajera, no era un consuelo menor pues cuando se trata de matrimonios una joven puede acabar en cualquier parte de los siete reinos, por lo menos yo estaría cerca de casa. De todas maneras pensaba era imposible ser feliz sino era en Aguasclaras... y bueno, los rumores sobre mi prometido no eran nada prometedores. - Dekar lanzó un refunfuño - ¿Podríamos pasar a la parte en que llegas? - Rhea sonrió - Rumores que como verán estaban bien fundados. - Entonces todos rieron, incluso Dekar cedió ante la risa y dejo su amada prosiguiera su relato. - Pues bien, yo no había salido mucho de Aguasclaras, había ido a Altojardín un par de ocasiones pero no mucho más, por eso fue mi sorpresa al ver el río comenzaba a abrirse en una gran bahía, el conocido canal de los susurros. Era una joven instruida, había leido todo lo que se necesitaba saber e incluso más sobre Antigua, pero nada me preparo para contemplarlo con mis propios ojos, el río extendía sus brazos en sus tierras como los de una madre para con sus hijos. Sabía que Antigua era la capital de la agricultura, pero hasta ese momento no había entendido las dimensiones de dicha afirmación. Estaba abrumada por la naturaleza, recuerdo mi padre se burlo de mí, me había quejado durante todo el camino y ahí estaba yo, embobada por lo que veía. "Esto es solo el comienzo" me dijo, yo pensaba trataba de devolverme la broma. - Rhea dio un lapso para tomar algo de vino y mojar su garganta, aunque lo cierto era una pausa para permitir comentarios, luego de eso prosiguió. - Pero él no mentía, lo primero que veo son los edificios de la ciudadela, sus cúpulas y torres se alzan en ambas orillas de los brazos más importantes del Vinomiel, conectadas por puentes de piedra llenos de habitaciones y estancias. Las puertas están flanqueadas por una pareja de gigantescas esfinges verdes, con cuerpo de león, alas de águila y cola de serpiente. Una tiene rostro de varón y la otra de mujer. Por supuesto sabía que la ciudadela estaba ahí, pero hasta ese momento no sabía el peso, entendía había sido la capital de la fe de los siete en el pasado... pero las imágenes de libros no hacen gala de la majestuosidad del paisaje. Y antes que pudiera decir algo, mi padre apunto por la ventanilla. "Ahí es donde vivirás, el punto más alto de los siete reinos" Si no habéis estado en Antigua no importa como trate de describirlo pues de seguro no le haré justicia. En medio de una isla, justo en el centro de Antigua esta Torrealta, una enorme torre escalonada con un faro en la parte superior, no podía dar cuenta a lo que veían mis ojos, era sin lugar a dudas una de las maravillas creadas por el hombre citadas por Lomas Pasolargo. En ese instante supe que jamas dejaría esa ciudad. - Fue Dekar quien esta vez busco la mano de su mujer. - Se supone eso debías decirlo cuando conocieras al joven y apuesto heredero de dicha torre, quien se ganara tu corazón desde el primer momento en que lo vieras. - Rhea atrapo su mejilla con una mano y le dio un apasionado beso, tras separarse ella sentencio. - Acéptalo amor, me case contigo por tus títulos y tierras. - Y nuevamente vinieron las risas, era innegable que eran uno para el otro.
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Mensaje por Zodd Waxley Jue Sep 04, 2014 10:53 am

El gigante tuvo que contener la risa al ver como Merryweather increpaba al hijo de Leo Tyrell, le agradaba el muchacho aunque en parte podía ser por la admiración y adulaciones, que se podía decir, sabía era vulnerable a ellas. Estuvo a punto de soltar un comentario tipo "Cuando peleas contra un lord es inevitable contenerse un poco", pero no era necesario tirar más leña al fuego aunque se tuvo que morder la lengua, si algo le gustaba a Zodd era ganar y sobre todo humillar a los derrotados, no eran cosas que pudiera ir diciendo por ahí en ese tipo de eventos, a lo sumo en conversaciones de cuadra o tabernas, pero bastaba le hubiesen visto en el campo de batalla, no en torneos con campos decorados, sino en verdaderas batallas para saber porque se había ganado su apodo, lo cierto era que decir "contenerse un poco" era una expresión que se quedaba corta, en esas fiestas no se veía bien aplastaras a tus oponentes, incluso cuando estos ya habían sido abatidos.  

Soltó una tenue risa al escuchar sobre las piedras. - Quizás ese relato es algo extremo, pero el entrenar con rocas no es algo poco común, existen varias formas de usarlas para fortalecer el estado físico, de nada sirve aprender técnicas de espada si no puedes aguantar cinco minutos sin cansarte. - Nuevamente se mordió la lengua, había estado a punto de decir usaba eso como un castigo para con sus pupilos, él mismo señor del Valle, hermano de la señorita a su lado, había tenido que levantar rocas con un sistema de poleas en sus épocas mozas. Luego de eso introdujeron a un caballero joven a la mesa, al parecer una de las cartas futuras de Dominio... parecía estaban más desesperados de lo que vaticinara. - Si sois tan bueno como afirman procurare no contenerme si nos toca combatir, os deseo suerte joven. - Puedo ver como la tensión había aumentado con la llegada del muchacho, al parecer los grandes nobles fraguaban algo que evadía al guerrero,  había una disputa entre la rosa, el cuerno de la abundancia, la torre... ¿y que carajo eran los Webber? No tenia puta idea, el aprender las casas nunca había sido su especialidad.

Sus ojos repasaron al muchacho, era un idiota, Zodd había aprendido lo que había podido para sobrevivir en las cortes y más aún, para sobrevivir a su señora Alyssa. Conocía muy bien la mirada de los Merryweather, un resentimiento que iba más allá de su indiscreta mirada de joven "en esa edad", de haber leído las señales habría entendido que nunca debió acercarse ahí, ese después de todo no era diferente a un campo de batalla y el muchacho había ido al frente del combate sin más arma que una vara. No pudo sino sentir empatia por el pobre desgraciado. Waxley no era un apellido muy bien mirado, no era como Corbray, Grafton o Royce, casas grandes en el valle, los Waxley hacían velas, eso daba a entender que estaban al final en el escalafón social de su región, si a eso sumabas que Zodd pertenecía a una rama remota del árbol familiar, pues su padre y abuelo habían sido simples leñadores con un apellido llamativo y que su madre venía de Essos incapaz siquiera de decir la zona en especifico donde naciera... pues eso lo convertía en la paria de las parias. Cuando Lord Arryn lo tomara bajo su alero e invitara al Nido de Águilas habían varios señoritos que estuvieron bastante disgustados, no ayudo en nada que pateara sus traseros para luego quedarse con cargos y honores que de seguro estimaban como suyos por derecho.

Aún asi sonrio al muchacho que le increpaba de una forma poco sutil, no le culpaba, eran tan solo las formas que se daban en las cortes y ese muchacho era un heredero de una casa importante, debía ser criado como tal. Aunque a veces habían excepciones a la regla, su señor Erik era una de ellas y el gigante se había encargado de encausar varios herederos del valle, para el todos eran la misma escoria cuando se trataba de entrenamientos, por lo menos hasta que demostraran su valía con hechos. - Entreno desde que tengo uso de razón joven. - Dijo con voz baja pues no quería ser grosero e interrumpir la conversación de la dama de Dominio. Estuvo a punto de retenerse pero recordó entonces su señora no estaba y la pequeña Lynesse estaba demasiado embobada entre la platica de la mujer y con su acompañante. - Mi padre me llevaba de pequeño a acarrear troncos, no era un entrenamiento formal, eso vino después, pero sin duda ayudo. - Apoyo sus codos en la mesa y junto sus manos entrelazando sus dedos, acercándose a los muchachos que a esas alturas solo ellos le prestaban atención. - He tenido algunos, pero no muchos, en general es dificil encontrar a alguno capaz de llevar mi martillo de guerra por mucho tiempo. - Encogió los hombros. - Son varios mis pupilos que han intentado quedarse con el puesto sin mucho éxito, generalmente acaban haciendo tareas administrativas como castigo, eso hasta que otro de pupilo lo reta y vence por el puesto, tenemos un sistema algo competitivo pero ayuda a fortalecer el carácter.   - El Webber se había sumergido como la mayoría en el relato de Lady Hightower, eso de por sí demostraba que clase de caballero era. Afortunadamente nadie parecía molesto por desviar del tema a los menores, no pudo evitar sentirse nuevamente como un niñero, pues de cierta forma entretenía a los chicos que a su edad son más proclives a interrumpir los relatos de los mayores. A esas alturas ya estaba acostumbrado a cumplir dicha función, se podría decir que hasta le agradaba.
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Mensaje por Dekar Hightower Sáb Sep 06, 2014 3:10 pm

- Tienes razón... - Garth estaba asombrado por el relato, no le cabía duda ese caballero era capaz de mover las rocas que mencionaba, aunque el hecho que no fuera una clase de entrenamiento especial le desilusionaba un poco. - Dicen que Lord Tyrell es un buen guerrero y vos le ganasteis sin problemas... ¿Participareis en el torneo cierto? ¡Estoy seguro ganareis de una forma impresionante, no puedo esperar para veros!. - Baelor le dedicó una mirada fulminante a su hermano menor, era cierto, Baelor también participaría en ese encuentro, pobre de su hermano, si él podía vencerlo entonces un caballero como Ser Waxley podria incluso matarlo... - Por favor no seáis muy duro con mi hermano. - Le susurró al gigante. - No es muy bueno peleando... su maestro dice que parece tener dos pies izquierdos. - ¡Garth!. - Recriminó el heredero sonrojado  - Lo siento... - Interrumpes a madre, y te demostrare que soy mejor de lo que crees. - La mirada del joven repaso al caballero del Valle, se notaba estaba arrepentido de haber dicho tal cosa.

Garth recordaba al muchacho que su padre presentara en un torneo en Aguasclaras, no recordaba hubiera llamado su atención ni que resaltase, pero quizas padre había visto algo que él no viera, había perdido contra Cedrik después de todo, si alguien podía pensar en detener a la Bestia del valle de seguro ese era el escudo de su padre, un hombre enorme, aunque si lo comparabas con Zodd Waxley supuso no lo era tanto. Estaba seguro de que ese aparecido no tendría una oportunidad contra un caballero reconocido... no pudo evitar pensar en su pobre hermano que bien podria ser apaleado por cualquiera de los competidores, esperaba que por lo menos perdiera contra un caballero reconocido asi los comentarios posteriores a su caida serían menos dolorosos, si perdía contra un don nadie la gente no tendría piedad. Garth no lo reconocería, pero una pequeña parte de sí esperaba perdiera y de forma humillante, le amaba, pero si no demostraba tener capacidad alguna para la espada quizas su padre consideraría heredarle a él Vigilancia, el arma ancestral de la familia. Owen pregunto por escuderos, el caballero respondió de una forma increíble, Garth adoraba las competencias, además nunca había escuchado una de ese tipo, donde jóvenes pupilos se disputaban ese título, no podía esperar a ver al famoso caballero en acción. - Mi padre dijo que cuando vuelva a casa podre comenzar mi entrenamiento formal como caballero. - Su voz sonaba orgullosa, sabía era joven para ello y había quedado claro lo estricto que era el señor de Antigua, para que le permitiera adelantar algo asi debía haber demostrado tener razones de peso. - Quizás... - Su mirada paso por Owen, se pregunto sí él estaría pensando lo mismo, había puesto sobre la mesa el tema de los escuderos y quizas sería incorrecto preguntar directamente.

Rhea busco la mano de su esposo y estas se volvieron a entrelazar. - Me alegra os gustara mi relato, por un momento temí aburriros con mi historia. - Dekar había escuchado a su hijo menor bastante entusiasmado con el famoso caballero, pero de momento no presto atención, esta estaba concentrada en su esposa y los Merryweather. - Será un placer recibiros a vos y vuestra familia en nuestro hogar, siempre es grato poder compartir con los amigos. - Evito como pudo desviar la mirada hacia la pareja recién conformada entre la Rosa y el Águila. Su mujer retomó la palabra. - Tienes razón querido, a veces nos vemos atrapados por las formalidades, reuniéndonos solo para grandes eventos al compás del protocolo. - Los presentes asintieron. - He tenido la fortuna de poder visitar Granmesa en el pasado. - Dijo Lord Hightower. - Y sé habláis con la verdad, vuestros prados son la envidia de todo poniente, tengo entendido no existe otro lugar con mayor variedad de plantas. Sin ellas estoy seguro los archimaestres de la ciudadela tendrían serios problemas, entiendo son encargadas no solo por maestres de los siete reinos sino que también de Essos. - Rhea dio un par de golpecitos sobre su mano. - No hay caso contigo amor, siempre viendo las cosas por su valor en dragones... supongo ese es el deber de los hombres. - Su mirada fue hasta el señor de Granmesa. - En especial los que estan en altas posiciones como vosotros. - Luego su mirada fue hasta la joven Kyra a quien le dedicó una sonrisa. - Las mujeres en cambio solemos poner nuestra atención en otras aristas, no importa la posición o edad que tengamos.
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Mensaje por Zodd Waxley Mar Sep 16, 2014 2:32 pm

Le caían bien esos muchachos,eran  algo prejuiciosos, pero esas cosas como todo en la vida se quitaba a palos, pero aparte de eso eran unos enanos encantadores y no lo decía solo por que le estuvieran halagando, aunque algo de eso tenía. No eran los primeros señoritos que empezaban a usar indirectas y esperaba no fuesen los últimos, lo cierto era que una de sus pocas diversiones en la actualidad era el entrenar pupilos, además que el tener niños alegraba algo el lúgubre Nido de Águilas que desde la tragedia de su señor Erik no era el mismo. - Los maestros de armas suelen preocuparse solo de enseñar pasos, estocadas y toneladas de cortesías para enfrentar a un enemigo, desde como saludarle hasta como extender la mano cuando se ha caído. - Su tono era despectivo por decir lo menos. - Son tradiciones bonitas dentro de un torneo, cosas se espera de uno, pero durante un verdadero combate lo que menos te servirá es que tu ataque se vea agraciado o que sepas hacer una reverencia de salida, mi experiencia dice que. - Se mordió la lengua, se estaba dejando llevar demasiado por esa platica con los muchachos. - Que no son del todo prácticas fuera de una sana competencia. personalmente creo que el entrenamiento físico es tan importante como él de técnica o superior, muchas peleas suelen ganarse por desgaste, el más débil físicamente suele ser el primero en mostrar una abertura en su defensa o cometer un error.

- Por supuesto participare. - Estuvo a punto decir que era lo único que le había traído hacia ese lugar en primera instancia, pero claramente no era el lugar para un comentario como ese. Le hizo un gesto a los muchachos para que se acercaran, de todas maneras eran los únicos que a esas alturas le prestaban atención. - Si los siete me acompañan verán a nuestro anfitrión comiendo tierra nuevamente. - Les susurro, luego les guiñó el ojo y prosiguió. - No se preocupe joven Hightower, procurare no dañarlo demasiado, sé no tiene tanta experiencia, es normal dejarse llevar por impulsos a su edad. - Sus ojos fueron hacia el caballero Weber y luego a Garlan Tyrell. - Pero a los jóvenes talentos de Dominio planeo tratarlos sin mayores gentilezas, asi demostraran de lo que están hechos en verdad. - Nuevamente mostró una sonrisa ¿Quien pensaría que lo pasaría tan bien en esa fiesta? No podía esperar a que comenzara el torneo y poder patear algunos traseros nobles.

Supuso no podía dilatar más la situación, su publico estaba ansioso y ya habían puesto el tema directamente sobre el tapete. - Les seré sincero jóvenes, si solo desean ser caballeros para cumplir formalidades les recomiendo se queden en sus propios castillos o vayan al de parientes o amigos cercanos, en el Nido de Águilas no hago tratos especiales por sus apellidos, si son débiles y sin talento se los haré saber y espero dejen sudor y sangre. - Hizo una leve pausa tras esa palabra para aumentar el dramatismo. - En sus entrenamientos, no es por jactarme pero soy muy fijado en cuanto a mi nombre se trata, no dejo cualquier pelele por rico o noble que sea ande por la vida diciendo es mi pupilo, arruinaría mi reputación. Si es que van al Valle me aseguraría su vida ahí sea peor que los siete infiernos, pero también les aseguro que serían los mejores. - Llevó su mano hasta la copa de vino la cual bebió al seco, adoraba asustar a los jóvenes entusiastas, quizas exageraba un poco las cosas, aunque según lo que decían sus pupilos se había quedado corto. - Si aún estan interesados no creo que Lad... - El gigante tosió un poco disimuladamente. - Disculpen, no creo que Lord Arryn tenga inconvenientes en tenerlos de pupilos, claro esto si consiguieran permiso de sus respectivos padres, ya saben como son estas cosas, no todo es intención pues hay politica de por medio.

Justo al acabar Lord Tyrell pidió unos minutos de silencio, supuso eso ayudaría a aumentar la ansiedad de los muchachos, tras esto empezó la comida no sin antes acercarse a la mesa, de seguro a por su hijo y por como ambos se miraban, por su pequeña protegida. - Bueno muchachos, me parece tendré que retirarme anticipadamente, pero de seguro podremos hablar después, ojala una vez que gane el torneo. - Dicho y hecho, Leo vino hasta su mesa invitando cordialmente a la comitiva del valle hasta su mesa no sin antes saludar a todos los asistentes de la mesa, en la que por lo que había entendido no era muy popular. Zodd por su parte le saludo cordialmente como si fueran viejos amigos, pero al hacerlo se pudo sentir de inmediato la tensión, pero el enfrentamiento de ellos no se daría en un ambiente político como el de los otros caballeros de la mesa, el suyo sería con armas reales entre manos.
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Mensaje por Dekar Hightower Lun Sep 22, 2014 8:07 am

Las palabras de Lord Merryweather eran sabias, le quedaba claro que no gustaba del todo hubiese traído al Webber hasta la mesa, pero el muchacho había cumplido su objetivo a cabalidad, un peón de poca relevancia que había tenido su momento de gloria dentro de un contexto que el muchacho jamas podría imaginar. Su mujer había hecho un trabajo esplendido, su relato no solo era fidedigno, mostrando lo mejor de Antigua en pocas palabras, sino que lo había hecho cercano con su historia ganándose a su publico que poco le había faltado para levantarse y pedir más. Las manos de los Hightower se entrecruzaron en una muestra de afecto y complicidad, entre ambos, cada quien a su manera, habían logrado encausar las agua de los turbulentos caudales de aquel lugar para que acarrearan gentilmente su navío a mejores tierras.

- Parece todos estamos de acuerdo, como dice mi esposa será un placer recibir a vuestra familia en nuestro hogar. - Llevo sus ojos hasta el mayor de sus hijos, el menor estaba en su propio mundo escuchando las historias del caballero del valle, sus ojos se habían clavado en la joven pelirroja, cuando noto su padre le observaba desvió la mirada haciéndose el desentendido, en esos momentos le habría gustado tener un hijo cuyos sentimientos no se dejaran relucir tan fácilmente, era como si fuera un estanque de cristalinas aguas; o por último uno que fuera capaz de empuñar una espada como el caballero manda y tuviese la chance de ganar el famoso torneo que se daría al día siguiente; aunque para ser sincero se habría conformado con que no fuese fácilmente manipulable. Pero los siete le habían dado un inútil por heredero y solo le quedaba recoger aquellos verdes limones y hacer limonada de ellos aunque tuviese que exprimirlos hasta que se deshicieran entre sus manos. - La abundancia siempre es bien recibida Lord Othor, y lo será más cuando los problemas de la corona acaben por estallar, todos dicen tiempos de incertidumbre se acercan, los conflictos serán inevitables a menos que los regentes dragones logren sortear sus diferencias. - La expresión de Dekar no era de alarma ni sorpresa, era como si esperara esos eventos se dieran tarde o temprano, pero él ya estaba listo para lo que sucediera, en especial tras este cena, cada día un paso más para lograr sus ambiciones, una pelea entre los Targaryen sería un escenario ideal lleno de oportunidades.   

Aunque pareciere lo contrario, el señor de Antigua había estado medianamente al tanto de Garlan Tyrell asi como el caballero del Valle, por lo que desprendía una vez acabara aquella conversación su hijo menor se lanzaría como un buitre sobre su padre con el fin de que le permitiera ser pupilo de Ser Waxley, lo cierto era que preferiría fuese a alguna casa del Dominio para afianzar relaciones con casas cercanas, sin embargo que su hijo estuviese en el Valle de Arryn no era un mal movimiento, además por lo que entendía ese enorme guerrero lo convertiría en un hombre aunque fuese necesario hacerlo a patadas, no le sonaba a un mal plan, quizas podría recibir también a Baelor, con golpes y sufrimiento su hijo mayor lograría madurar. Lo discutiría después con su esposa. Entonces noto que el mismísimo Leo Tyrell venía hacia la mesa, probablemente para llevarse a su hijo y a la invitada de honor. - Habéis sido muy amable por prestarle atención a Garth ser, espero no os haya molestado mucho con su incesante verborrea, suele ser molestamente insistente cuando tiene una idea en la cabeza. - El pequeño le miro frunciendo el ceño, como si le estuviese avergonzando frente a su nuevo amigo y ante el caballero que admiraba, eso estaba bien, su deber era ponerle las cosas difíciles a sus hijos, los niños crecen gracias a ese tipo de experiencias. El muchacho fue lo suficientemente astuto como para no decir palabra alguna, pues había algo que deseaba y solo su padre podría otorgárselo. Era triste pensar Garth no era su heredero, era talentoso en las artes del combate, despierto y ambicioso, cosas que Baelor carecía, quizas algún día si su primogénito no mejoraba bien podría mandarlo al muro para hacer que el menor heredase, quizas se precipitaba con sus pensamiento pero lo que sí tenía claro era que su primogénito no era un digno sucesor de Vigilancia, para los títulos quizas aún tenía esperanzas.

La familia Hightower se despidió de la comitiva Arryn. - ¡Mucha suerte en el torneo Ser, os estaré apoyando! - El comentario de Garth le valió miradas de reproche tanto de las rosas como de su hermano mayor, a quien había descartado inconscientemente de dicha competencia. Rhea acercó al muchacho hacía donde estaba y Dekar dedico un gesto a su señor que decía "Los niños siempre serán niños" aunque lo cierto era que en esos momentos padre e hijo imaginaban lo mismo, a Leo Tyrell comiendo tierra, humillado por aquel gigante, el padre al igual que el joven también había olvidado por completo la existencia del heredero de Antigua y que también participaría en dicha competencia.
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